SOBRE LA EXPOSICIÓN

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Me, Myself, and Us reúne a cinco artistas internacionales que utilizan el retrato y el autorretrato para emprender una introspección reflexiva en torno a su propia identidad pero que sirve como pretexto para analizar lo que acontece a nivel colectivo. Decía Gombrich que el artista es el redescrubridor de las cosas que vemos todos los días. Mediante la autorrepresentación y la representación del otro, los artistas aportan nuevas perspectivas e interpretaciones del contexto en el que se inscriben, pero también sopesan las emociones, experiencias y estados de ánimo colectivos. Explorar la identidad individual es explorar, de forma inevitable, la relación con el otro. Un proceso que también se produce a la inversa y que revela informaciones clave acerca del estado anímico y la conciencia colectiva del contexto social en el que se produce.  

 

Inscritos en el momento actual de reivindicación y defensa de las identidades propias a cada individuo, los artistas de Me, Myself and Us comparten el interés por la representación del cuerpo humano como herramienta para desafíar las normas convencionales, creando sus propias representaciones del yo y aludiendo así al otro de manera abierta, tolerante y global. La muestra conecta por tanto con cuestiones sociales y culturales más amplias y comenta temas como la inseguridad adolescente, el amor y el desamor, la sexualidad, la independencia y la intimidad o las diversas definiciones de lo masculino y lo feminino. 

 

Dominika Kováčiková (Slovakia, 1996) alude a la pérdida de la inocencia y los traumas sin resolver en el paso a la vida adulta desde el prisma de una mujer en un mundo dominado por hombres. En una de sus obras, la artista habla sobre cómo la desesperación por conseguir atención y cariño puede llevar a descuidarse y dañarse a uno mismo hasta llegar a la autodestrucción. “La única persona que nunca te abandonará eres tú misma”, estipula. 

 

Una idea que resuena con la pintura de Florine Imo (Austria, 1995) en la que se representa a sí misma conduciendo un coche descapotable al más puro estilo Malibú, acompañada de un perro que esboza una sonrisa igual de grande que la suya. Nadie les molesta, se respira libertad, diversión e independencia y juntos disfrutan de la puesta de sol y el aire caliente que choca contra sus pieles y pelajes. A las mujeres de Florine no les importa lo que piensen de ellas. Rodeadas de una vegetación frondosa y generosa, habitan ambientes remotos y selváticos. Como si de animales salvajes en libertad se tratasen, sus melenas de tigresa ondean sin tapujos. En palabras de la artista, están “preparadas para atacar y preparadas para querer”, evocando la compleja dualidad tan característica del género humano. 

 

Las obras de Joris Bochman (1985, Países Bajos) retratan con humor e ironía momentos cotidianos a menudo protagonizados por hombres ansiosos, con expresiones tensas y actitud ambigua. La piel es un elemento importante en su obra y sirve para subrayar la intensidad del instante representado. El artista retrata momentos que podrían pasar desapercibidos pero que al contrario, ponen en evidencia aquello de que la magia aparece cuando menos se la espera. 

 

Valerie Savchits (Letonia, 1993) hace uso del primer plano para encuadrar las composiciones de sus obras. La gestualidad impaciente de sus autorretratos, inspirada en los momentos de espera y las expectativas frustradas, unida a las miradas desafiantes de las figuras, dan como resultado unos ambientes que parecen extraídos del mundo de los sueños, con escenarios de perspectivas deformadas como ocurre en las pesadillas más oscuras. La artista nos sitúa así en un territorio misterioso, sonámbulo, desconocido, donde las palabras flotan y los símbolos abundan. Sirviéndose de códigos visuales que beben de la estética gótica, el cómic y las narrativas tenebrosas, la artista exhibe su disconformidad con la normalización de la belleza exigida en sociedad. Celebrando la singularidad y dignificando lo único, Valerie Savchits resuena de nuevo con lo que tantos reivindican. 

 

El trabajo de Kyvèli Zoi (Atenas, 1993) pone el foco en la intimidad femenina desde un punto de vista místico, sensible y cercano. Haciendo zoom en los torsos de las mujeres que representa, surge el cuestionamiento acerca de la historia que las acompaña, de dónde provienen y adónde se dirigen con esos atuendos, qué estarán pensando y qué contarán los rostros que la artista decide ocultar. 

 

Al hablar de sí mismo, el artista habla también de todos nosotros y funciona como testigo de un momento dado. Mediante su particular visión del momento presente, los artistas reunidos en Me, Myself and Us efectúan un análisis íntimo y personal revelador de narrativas culturales, sociales y políticas más globales. 

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