SUGAR IN YOUR EYES
solo show by Nina Bachmann
22.10.21 - 20.11.21
SOBRE LA EXPOSICIÓN
¿Dónde se encuentra la frontera entre el disfrute sin límites y el dejarse llevar por la dolce vita y el peligro de caer en el exceso, en lo que envenena y amenaza con dañar? ¿Cómo descifrar las expresiones faciales de jolgorio y deleite, y al contrario, las de suplicio o tormento?
Las personas que viven en las pinturas de Nina Bachmann se mueven en esos terrenos de líneas difusas, trazadas a medias. La tentación del exceso y la fascinación por el goce viran hacia lo insalubre, lo que intoxica. En palabras de la artista, Azúcar en los ojos alude a la dolce vita, a lo que se ama, a la felicidad, a la hiperactividad, también en macroeconomía, a la superproducción y a la superproductividad. Más azúcar para obtener más energía, para alcanzar mayor placer.
¡Spoiler! Hay cara B: el azúcar es también una droga potente, adictiva, dañina. Para nuestra sociedad significa la búsqueda constante del siguiente exceso, la próxima intoxicación, el deleite y la euforia de la hipérbole. Más champán, más beneficio y más rápido, que rebose el azúcar. Es el ‘mojarse los labios’ al que te invitan los adultos cuando eres pequeño. “Sólo mójate los labios”, te decían, como si dar el paso de pegarle el sorbito no tuviese marcha atrás. Los primeros contactos con la tentación del exceso aparecen también con el azúcar. El dulce sienta bien, sube la moral en un día difícil, una al año no hace daño, etcétera. Después, aparece la incertidumbre, se calma el subidón de la glucosa y en su lugar queda la inquietud y el cuestionamiento.
¿Será que la vida feliz es una ilusión frágil? ¿Será que la gente amarilla de las pinturas de Nina, disfrutonas hasta la exageración, son en realidad víctimas de sí mismas? ¿Unirse a la fiesta, o dar auxilio? Mucho azúcar estropea el postre.
Texto por Manuela Medina - Directora
SOBRE NINA BACHMANN
Nina Bachmann, nacida en 1990, es una artista que vive y trabaja en Munich, Alemania.
Tras finalizar sus estudios de diseño en la Universidad de Ciencias Aplicadas, trabajó en una agencia gráfica hasta que decidió dedicarse por completo a la pintura.
Las obras de Nina difuminan los contornos de la identidad convencional mientras se burlan juguetonamente de lo que la artista llama, "los absurdos de la alta sociedad".
Los sujetos de sus obras están eufóricos, intoxicados y jubilosos. Se mueven en la perversión, viven en estado de excitación. Son sin género. Sin embargo, sus muecas de ansiedad delatan sus inseguridades y la persistente conciencia de que todo este exceso no puede durar. Es esta dualidad la que Nina pretende transmitir a sus espectadores, quienes, tal vez, al verse reflejados en el lienzo, están destinados a percibir un placer fragilizado en sus obras. Usando colores brillantes y chillones, Nina otorga a su audiencia un festín visual con el que atiborrarse mientras reflexiona sobre su propio lugar en las escenas que ve ante sí.
Nina suele trabajar con acrílicos sobre lienzo, pero también crea esculturas con cerámica y da forma a sus figuras en objetos tridimensionales. También forma parte de la cervecería de Munich "Isarkindl", donde diseña la imagen de marca.